SAJA - LOUMARI

La oscuridad de una noche que nada viene a perturbar excepto la luz de una joven luna fina como el trazo de un lápiz, con reflejos discretos y borrosos a la manera de un espejismo. La serenidad y la calma que emanan son místicas, propicias para el despertar espiritual. Este profundo silencio respira al ritmo de una brisa ligera que levanta y dispersa un humo de incienso y madera de Oud y cuya frescura deja una suave huella en el calor de esta noche oriental. Sin duda, maderosas y ahumadas son, por tanto, las notas, acentuadas por el pachulí, pero con el azafrán también se revelan preciosamente especiadas, los frutos rojos finalmente ofrecen un toque de frescura. El cuadro está frente a ti, se llama Saja. Cierra los ojos, respira profundamente, ya estás allí.